martes, 1 de diciembre de 2015

¿Qué capacidades y habilidades de los padres son necesarias para contribuir a un desarrollo sano del hijo?

En la experiencia de ser madres o padres, además de los momentos de sueños y fantasías de cómo será el futuro hijo y cómo seremos como madres o padres, existe el momento del encuentro con el bebé real. La paternidad y maternidad no son sólo experiencias subjetivas sino que son también sociales.El desarrollo de la salud mental del bebé dependerá de la calidad de las interacciones con sus cuidadores más significativos, padre, madre, abuelos, cuidadores.

La calidad de las interacciones depende de varios factores: deseo de hijo, red de apoyo, conciliación familiar y laboral, competencias parentales, etc.  Me voy a referir específicamente a estas últimas, que constituyen, un sistema de cuidado.

El sistema de cuidado es la capacidad de los padres o figuras significativas, para cuidar, proteger y educar a los niños, propiciando un desarrollo sano y un apego seguro.

Cuando el bebé se siente alterado por alguna causa interna o externa, se le activan conductas que expresan su incomodidad o dolor. Si hay un adulto que sintonice con ese malestar y acuda en su ayuda para calmarlo, y esta respuesta sea una constante cada vez que el bebé se desregule, se generará en él  la expectativa de que hay un adulto disponible cuando lo necesite. Este vínculo de confianza y seguridad llevará al niño a buscar a esa figura de apego que le brinda tranquilidad en momentos de estrés. Hay muchos estilos posibles de apego, seguro o inseguro en sus diversas variantes, que dependerán del estilo de apego que brinden los padres, de sus características personales y de la sutileza de sus competencias parentales.

El apego es del niño y el sistema de cuidado, de los padres.

Las competencias parentales o sistema e cuidado, están asociadas a la parentalidad social, porque pueden desarrollarlas personas significativas que no sean los progenitores. En este sentido, todo adulto o toda institución es un sistema de cuidado, donde los adultos puedan apoyar a un niño que lo necesite.
Estas son las capacidades más importantes para portar un sistema de cuidado adecuado:

- capacidad de estar atentos a las señales e indicadores en el hijo, de momentos de ansiedad, miedo, intranquilidad, dolor, diferentes estados emocionales, sentimientos o sensaciones que le traen malestar y ofrecer un vínculo de confianza y seguridad en esos momentos de estrés, con respuestas adecuadas a sus necesidades. El niño aprenderá que cuando se sienta mal siempre habrá un adulto que acuda en su ayuda para calmarlo.

-la empatía, que es la capacidad de entender los estados emocionales del niño, sintonizar con ellos y poder así brindar una respuesta adecuada para su regulación.
-capacidad de mentalización. Es la capacidad cognitiva que permite inferir estados mentales en sí mismo y en los otros.
Los padres que posean esta capacidad, promoverán en el intercambio todas las ventajas de un  desarrollo de la inteligencia emocional en el hijo.

-Capacidad de regulación emocional. La posibilidad de haber aprendido a calmarse uno mismo, ayuda a que podamos transmitir modos de calmarse a los propios hijos. Primero esa calma para el niño viene dada desde fuera, pero luego se va incorporando como modelo interno de auto-regulación.

En la intimidad emocional lograda en la interacción temprana, lo fundamental es la comunicación no verbal: tono de voz, postura, expresión facial, que se da con una calidad de tono, ritmo e intensidad.
Esta comunicación no verbal tiene una poderosa influencia inconsciente en la regulación, tanto de la mente como del cuerpo, entre el bebé y el adulto significativo.

Una de mis tareas profesionales con padres y madres, es contribuir a fomentar el desarrollo o adquisición de las competencias parentales apropiadas para el desarrollo sano del hijo.

Si bien estas capacidades y los vínculos se pueden mejorar a lo largo de la vida, afianzarlos en la etapa temprana, ofrece mejores condiciones de crianza.

Lic. María Elena De Filpo Beascoechea
Licencia: todos los derechos reservados
Imagen: Gustav Klimt

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